Salí de Taganga dirección Santa marta, con el bus que sale de allí todos los días cada hora.  Fue uno de esos días en los que una ciudad  se me presenta sin velos,  mi actitud era de pasear por la ciudad sin prejuicios descubrirla sin expectativas.

No era la primera vez que la visitaba.  Mi bus entro en la ciudad por la parte mas popular de ella, dejándome en el mercado central, en el corazón de esta fascinante ciudad. De inmediato me invadió  una sensación de abandono y degrado, sobre todo recorriendo lugares alrededor del centro. Hay calles donde las aguas negras salen al contacto con los peatones, donde la basura esta por todas partes y las grandes y bellas casas coloniales del centro histórico están en un estado de decadencia.

Igualmente había un no se que de una intrigante y antigua opulencia. Mirando Santa marta desde el mar, hacia su calle principal, me pareció ver,   una noble vieja mujer, con su maquillaje corrido, que  había perdió todo su dinero en el juego de la vida.